Datación de lienzos del s.XIX
Sin duda la experiencia és un grau dicen con atino los catalanes y en el caso que nos ocupa, tanto más. Y es que para discernir la antigüedad de un lienzo, sin la intervención de pruebas periciales, es de menester tener un ojo entrenado.
He aquí algunos trucos para detectar lienzos del s.XIX. Son consejos sencillos que bajo ningún concepto son concluyentes, pero que pueden darnos una idea aproximada de la antigüedad de la pieza.
La tela es el soporte pictórico más utilizado desde su invención y prácticamente el más común desde el Renacimiento, ya que permite al pintor crear obras de gran formato y merced a su relativo peso, transportarlas enrolladas con facilidad. Además cuenta con otra ventaja, pues el hecho de que la obra quede exenta sin contacto con filtraciones parietales y salvaguardada de la humedad, mejora sus condiciones de conservación.
Como todo soporte, el lienzo, posee unas cualidades mecánicas y formales a tener en consideración. El tipo de urdimbre, de cruzado y de fibras utilizados (lino, algodón...) en su fabricación ha ido variando con el tiempo. Los diferentes tipos están recogidos en numerosas fuentes históricas que nos pueden ser útiles para averiguar en que época se ha realizado un lienzo. A pesar de ello, estás características formales, no son perceptibles a simple vista, pero sí se llegan a constatar mediante una mera exploración visual, constituyen un testimonio evidente de datación, avalado con numerosa documentación. Pero dejemos de un lado el estudio histórico de los diferente tipos de tela para otro artículo sobre técnicas artísticas y centrémonos en el tema principal que nos ocupa; la tela como soporte mecánico.
Para ello nos basaremos en un caso hipotético, cojamos una tela del s.XIX que ha sido óptimamente conservada y custodiada. Cómo podemos constatar que se trata de un lienzo del s.XIX utilizando como únicos medios la paciencia y la observación?
Los lienzos poseen una serie de propiedades que nimban o se potencian con la edad y sufren un tipo de amenazas a su integridad física que pueden precipitar su deterioro. Por ejemplo:
La elasticidad: toda tela tiene capacidad elástica, capacidad de resistencia a la expansión y a la contracción de su estructura sin que se produzca rotura o deformación. Mantener esta propiedad física a medida que envejece el material depende en muchos casos de las condiciones en las que se ha conservado y de los cambios de temperatura y humedad a los que haya sido sometido.
1) La elasticidad en un lienzo del s.XIX está levemente alterada. Recordemos que el óleo tarda años en secarse del todo, es decir tarda años en deshidratarse por completo por lo que abastece de humedad suficiente a la tela y le resguarda de secarse y sucumbir al peso de la imprimación y la capa pictórica. Sin embargo los tejidos también se oxidan en contacto con el aire y se tornan quebradizos. A pesar de ello, a no ser que existan causas exógenas, una tela del s.XIX no tiene porque estar rota, ni excesivamente deformada.
Oxidación/ envejecimiento: Por lo general, es habitual que una tela del s.XIX muestre los primeros síntomas de envejecimiento. Factor apreciable en el color que adquiere por el reverso, el más común es un color de un marrón intenso, consecuencia de la oxidación tanto de la tela como del tipo de imprimación y de capa pictórica.
1) Sospecha, sin embargo, de las telas excesivamente negras en el dorso, telas que parecen embadurnadas con alguna sustancia, pues seguramente se les ha aplicado betún de judea para envejecer su aspecto.
2) Ten cuidado de discernir si el lienzo ha sido reentelado, proceso de restauración por el que se adhiere la tela original dañada a otra sana para evitar su deterioro y mejorar su conservación. En los lienzos de aspecto antiguo con el dorso de aspecto relativamente nuevo fíjate si hay una superposición de telas. Quítale el marco si es necesario.
Tracción mecánica: Puede ser, sin embargo, que una tela del s.XIX que ha permanecido intacta en el mismo bastidor, muestre los primeros indicios de deformación en los ángulos, factor que se observa en el abombamiento del centro del lienzo. Ello dependiendo de la cantidad de pasta y la imprimación que se utilizo.
Urdimbre que cede: La estructura de los tejidos también muta con el tiempo, la trama tiende a desestructurarse, a la separación entre sí de las hebras a causa de los episodios cíclicos y alternantes de contracción y de expansión a los que ha sido sometida, al peso de la capa pictórica y a la resistencia que opone la suspensión de la tela por clavos en el bastidor. Como más vieja sea más expuesta está a roturas, ya sea por que se ha deshidratado y está seca o porque las fuerzas de tracción exógena la han vuelto frágil.
Esas características se pueden observar fácilmente en el reverso de los óleos. Se puede constatar con una simple exploración, el aspecto seco y tirante que en las telas del s.XIX empieza a ser visible pero no relevante.
Esas características se pueden observar fácilmente en el reverso de los óleos. Se puede constatar con una simple exploración, el aspecto seco y tirante que en las telas del s.XIX empieza a ser visible pero no relevante.
Los clavos: Se aprecia fácilmente en una tela si ha sido clavada y desclavada en más de una ocasión. Nuestro sentido común es un buen aliado para detectar estas situaciones. En caso contrario, si se ha mantenido intacta, el tipo de clavo y su estado de conservación, así como las manchas de oxidación en el lienzo, nos pueden indicar la antigüedad del lienzo.
Exploración visual: Por último en el s.XIX las telas se fabricaban de forma industrial y se comercializaban en tiendas especializadas por lo que es muy común hallar marcas de sellos en el dorso indicando su comerciante o fabricante. Estas marcas son irrefutables de la antigüedad de una tela. Con documentarse bien sobre la marca basta.
Esta breve reseña pretende crear un primer procedimiento de observación sobre una tela que se sospecha pertenece al s.XIX. Recuerden, no obstante, que son consejos simplemente y no reglas concluyentes. Instrumentos para coleccionistas, aficionados y profesionales que no cuentan con la colaboración de un laboratorio. Y por último, son directrices que orientan sobre la antigüedad de un soporte pero no sobre la obra en sí y el autor. De hecho es muy común entre los falsificadores utilizar soportes viejos para emular la antigüedad y originalidad de sus copias.