Breve introducción:
El marfil cuya etimología proviene de la voz árabe mar-al-fil y significa literalmente hueso de elefante, es el material del que se componen los colmillos de este animal, término en uso también para la dentición de otros animales tales como la morsa, el hipopótamo, los narvales, los jabalíes o el mamut. El marfil es históricamente uno de los materiales más valiosos juntamente con las piedras preciosas y los metales nobles.
Tradicionalmente
se ha utilizado el marfil como soporte escultórico y
se ha aplicado en otras artes
tales como la joyería o la platería.
Son
indiscutibles
las cualidades plásticas del
marfil pues es muy duradero
y no se deteriora con facilidad. Sus propiedades y
su densidad se asemejan a la
de las maderas duras y como
estás se puede esculpir y
trabajar con las mismas herramientas. Además después de ser pulido
adquiere una belleza sin igual que con el tiempo se torna de un
color crema muy
reconocible. Admite también
policromia
aunque esta se desprende con facilidad aún
así ha sido un buenísimo
soporte pictórico, hecho que se constata en aquellos caprichos que
se conocen como miniaturas, en
su mayoría, paisajes, escenas galantes y retratos de damas y
caballeros realizados en gouache con maestría sobre finas láminas
de marfil, cuyo valor es considerable, en especial aquellas
miniaturas realizadas en el
s.XVIII.
Algunos consejos prácticos:
El
neofita ha de saber
distinguir en que tipo de
marfil está tallada la
figura que aspira adquirir.
Lo cierto es que el marfil de elefante se clasifica como duro o
blando. Por
regla general el duro procede de la mitad occidental de África y el
blando de la oriental. Un colmillo de marfil duro tiene un color
oscuro, es más fino y más recto. El blando tiene una coloración
más blanca
y es más curvo. Este
se torna de un color más amarillento con el paso del tiempo.
Por lo general los
elefantes africanos poseen unos colmillos de tamaño superior al de
las hembras de los elefantes indios. Estos datos le pueden sacar de
un apuro puesto que las esculturas de tamaños superiores a 100 cm.
de altura, midiendo de extremo a extremo resiguiendo el contorno de
la figura, son con mucha probabilidad provenientes del elefante cuyos
colmillos pueden alcanzar los 350 cm. Pues los demás animales no
acostumbran a tener colmillos de semejante envergadura. Por supuesto
esto no es una prueba definitiva de que se trate de elefante pero sí
un buen indicio de ir por buen camino en la compra que está a punto
de realizar.
El
marfil como materia prima
parte de
la limitación de la
dimensión y de
la forma curva
del colmillo original y el
acabado de la obra depende
totalmente de ello. Así como en
muchas ocasiones
determina el canon de la
figura. Por
ejemplo es relativamente
común encontrarnos con esculturas de talla oriental en las que el
personaje reflejado describe un canon esbelto y curvo, puesto que el
artífice ha respetado la forma original del colmillo, para
así aprovechar al
máximo la pieza de marfil
merced de hallar
la talla más monumental posible sin la necesidad de ensamblar
partes. Ello es habitual a la sensibilidad oriental.
En el
caso europeo, no obstante,
se estiló con frecuencia el
ensamblar partes sin parecer
que eso afectará ni a la
belleza ni al
canon de la figura.
Factor posiblemente debido a la dificultad de disponer de colmillos
suficientemente grandes, es de menester apuntar que en China
han habitado importantes colonias de elefantes.
En todo caso la sensibilidad europea dista muchísimo de la oriental,
pues sus raíces están asentadas
en el seno de la tradición
escultórica greco- romana. Sirvan
de ejemplo los Cristos cuyos
brazos clavados están ensamblados al torso
del mismo. Son de
especial valía para el coleccionista
las tallas de esta índole, como las indo- portuguesas del s.XVIII.
Schreger1 o el rayado cruzado:
Continuando
con nuestra exposición, les señalamos otro modo de detectar
el
marfil de elefante, mediante
la exploración visual uno puede constatar la existencia de
las líneas
de Schreger1 -conocidas
como rayado cruzado-
que se dibujan en la superficie del material y que son el reflejo de
la estructura interna del colmillo y de su crecimiento.
Sin embargo dicha pericia
está reservada a ojos entrenados y excede el tema del presente
artículo. En futuras publicaciones intentaremos abarcar este tema e
ilustrarlo con fotografías.
Hueso o marfil, el error más común:
Hueso o marfil, el error más común:
Y
prosiguiendo es absolutamente necesario denotar el
error más común entre los
aficionados, esto es;
confundir al
hueso por
marfil. Afortunadamente,
discernir entre ambos
es relativamente más sencillo que saber detectar los
tipos
de marfil.
El hueso es un órgano cuya característica más propicia para nuestros objetivos es que como órgano cuenta con vasos y nervios. Ello se traduce en que en su superficie se evidencian muescas y puntos que se oscurecen con el tiempo y que se aprecian con facilidad. Contrariamente el marfil presenta siempre una superficie lisa. Con una simple exploración visual basta para ver si la figura está tallada en hueso o en marfil.
A pesar de lo dicho podemos continuar confundiendo ambos materiales en los siguientes casos:
El hueso es un órgano cuya característica más propicia para nuestros objetivos es que como órgano cuenta con vasos y nervios. Ello se traduce en que en su superficie se evidencian muescas y puntos que se oscurecen con el tiempo y que se aprecian con facilidad. Contrariamente el marfil presenta siempre una superficie lisa. Con una simple exploración visual basta para ver si la figura está tallada en hueso o en marfil.
A pesar de lo dicho podemos continuar confundiendo ambos materiales en los siguientes casos:
1.
Objetos tallados
en hueso pulidos
y tratados de tal guisa que
puedan parecer
marfil de morsa y
extrañamente confundirse con
el elefante.
2.
Objetos tallados en hueso y profusamente policromados, de tal modo
que no se aprecia la pátina real de la obra. En este caso, la única
opción, es observar la base de la figura, pues normalmente esta no
presenta policromia. Si para ello tiene usted que separar el objeto
de su peana, hágalo y no lo dude, como más información atesore
sobre su futura compra mejor resultado
obtendrá.
La marfilina, la pesadilla del coleccionista:
Y ojo, querido
coleccionista, pues los riegos de ser objeto de un engaño o de una
mala inversión no se acaban aquí. Existen otros materiales que
incluso no son de origen animal y que pueden pasar por marfil.
Evidentemente estos otros materiales no poseen, ni por asomo, el valor económico de una escultura tallada en marfil. Existe por ejemplo el marfil vegetal cuya procedencia es el fruto de una palmera que se encuentra en América del Sur. Sin embargo, las esculturas realizadas con este fruto ni tienen las mismas cualidades plásticas ni adquieren el color cremoso tan característico del marfil de elefante. Hasta se ha utilizado el pico del pájaro carpintero con la misma finalidad.
Evidentemente estos otros materiales no poseen, ni por asomo, el valor económico de una escultura tallada en marfil. Existe por ejemplo el marfil vegetal cuya procedencia es el fruto de una palmera que se encuentra en América del Sur. Sin embargo, las esculturas realizadas con este fruto ni tienen las mismas cualidades plásticas ni adquieren el color cremoso tan característico del marfil de elefante. Hasta se ha utilizado el pico del pájaro carpintero con la misma finalidad.
Pero
el material más engañoso
para un iniciado es de
procedencia sintética. Así
es, la marfilina fue
diseñada,
ex proceso, para imitar las características físicas del marfil y
muy normalizada
a partir de los años 60. La mejor forma de detectar la
marfilina, es
aunque
burda muy efectiva,
sólo con coger un
alfiler y calentarlo con una llama hasta que esté al rojo vivo, para
inmediatamente aplicarlo sobre el objeto, en un lugar discreto que no
provoque deterioro alguno,
y luego observar si la punta
del alfiler se hunde en la misma, y
si lo hace con facilidad o
se quema, se trata de marfilina con toda seguridad.
Recuerden que la marfilina no tiene ningun valor para el coleccionista y mucho menos económico , así que si se equivoca y compra una marfilna, acaba de tirar el dinero.
Recuerden que la marfilina no tiene ningun valor para el coleccionista y mucho menos económico , así que si se equivoca y compra una marfilna, acaba de tirar el dinero.
Una actividad lucrativa:
Hasta este punto de nuestra exposición hemos reseñado los aspectos más físicos del material y hemos dejado de lado la gran trayectoria histórica con la que cuenta la industria eboraria, pues el tráfico de marfil se remonta al s. XIV a.C., período del que se conservan registros.
La
explotación marfilera se
ha cebado en África, des del Sudán hasta Zimbawe y Tanganica. En la
India también se ha explotado de forma intensiva. La
comercialización de este material de lujo se intensifica en el
s.XIX, siendo Londres el centro de toda la distribución europea. Y
por lo general los grandes centros de industria eboraria
han sido China, Japón, la India, África y Europa.
Estás
prácticas de explotación intensiva que han llegado hasta amenazar
la supervivencia de los elefantes, especialmente en África,
provocaron la reivindicación de voces
criticas durante todo el s.XX que
manifestaron
la necesidad de regular la barbarie que el tráfico de marfil suponía
para el ecosistema.
Esta creciente sensibilidad medioambiental se plasmó en una nueva legislación multilateral surgida en la reunión de los miembros de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y que en la Convención de Washington de 1963 acordó un texto cuya aprobación fue suscrita por 80 países en 1973 y entró en vigor en 1975.
El CITES, certificación indispensable:
Esta creciente sensibilidad medioambiental se plasmó en una nueva legislación multilateral surgida en la reunión de los miembros de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y que en la Convención de Washington de 1963 acordó un texto cuya aprobación fue suscrita por 80 países en 1973 y entró en vigor en 1975.
El CITES, certificación indispensable:
El
CITES (Convención sobre el
Comercio Internacional de Especies
Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, conocida también como la
Convención de Washington) tiene
como objetivo:
(...)
asegurar que el
comercio internacional de animales y plantas silvestres no amenace la supervivencia
de las especies en la naturaleza, y ofrece diversos grados de
protección a más de 33.000 especies de animales y plantas. Con el
fin de garantizar que no se violaba el Acuerdo General sobre
Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), la Secretaría del GATT fue
consultada durante el proceso de redacción.1
Por supuesto este
nuevo marco legal, no entrara en contradicción, ni deroga las diferentes legislaciones de los países miembros, pero sí
garantizaba y continua garantizando un control sobre el tráfico
ilegal de marfil.
Y en la actualidad los objetos de marfil van acompañados de el certificado CITES, sin este la compra-venta de marfil no es una actividad legal. Sin embargo las obras realizadas en marfil con anterioridad a la entrada en vigor de la ley gozan de libre circulación siempre y cuando se pueda demostrar su antigüedad, con facturas, fotografías, catálogos o cualquier documento que pueda considerarse un testimonio de la fecha de la compra.
Y en la actualidad los objetos de marfil van acompañados de el certificado CITES, sin este la compra-venta de marfil no es una actividad legal. Sin embargo las obras realizadas en marfil con anterioridad a la entrada en vigor de la ley gozan de libre circulación siempre y cuando se pueda demostrar su antigüedad, con facturas, fotografías, catálogos o cualquier documento que pueda considerarse un testimonio de la fecha de la compra.
En cuanto a España, su aplicación fecha de 1986, año de adhesión al tratado. Actualmente, sin embargo, en España existe una aplicación de la norma que ha flexibilizado la compra y venta de marfil siempre y cuando no tenga
como propósito la exportación. En resumen uno puede comprar con factura un objeto tallado en marfil aunque carezca de certificado, siempre y cuando no quiera sacarlo del país, en ese caso seguro que los agentes del país receptor le solicitarán el CITES. Aquí en España los agentes de la autoridad solo
requisan colmillos en bruto y sin CITES. Así que los
colmillos se venden con mucha dificultad en los circuitos legales si
carecen del CITES.
La norma se flexibiliza más aún cuando se trata de marfil chino, pues casi todos son
considerados anteriores a la entrada en vigor de la ley. Más si se
adquieren en subasta pública y están catalogados como de los años
40 o 60, que son los más comunes. A pesar de ello les recomendamos
que adquieran para su colección marfiles con la certificación en
orden y el máximo de documentación posible.
La fiebre china:
En los últimos
cinco años se ha vivido una nueva fiebre por el marfil en las salas
españolas. Ello debido a que los ciudadanos chinos han desembolsado
gran cantidad de dinero en la adquisición de marfiles en España con
miras a exportarlos a su país. Hasta la fecha esto ha sido una
actividad comercial muy rentable puesto que China aceptaba la
introducción de marfiles sin el CITES. Esta lucrativa actividad ha
descendido drásticamente el pasado año, después de la
prohibición china de la entrada de marfiles que no adjuntarán el
certificado CITES. De este modo los precios han caído en picado.
Sin embargo
continúan habiendo remates espectaculares como el del pasado 11 de
Julio en el que una figura representando a Shiva y divinidades, grupo
tallado en marfil del primer tercio del s.XX, se iniciaba en 10 000€
y se vendió por 35 000€ en la barcelonesa sala de subastas
Balclis.
Y hasta aquí,
queridos lectores, esta pequeña introducción al coleccionismo del
marfil. Este pretende ser el primero de una serie de artículos sobre
la misma temática en el que abordaremos aspectos tan interesantes
como la estatuaría en marfil china, japonesa, africana y europea.
Así como les mantendremos al día de los nuevos acontecimientos en
las salas de subastas españolas. Y les aconsejaremos la mejor manera
de ampliar sus colecciones.
Enlaces de interés:
http://www.elmundo.es/elmundo/2011/09/01/natura/1314896766.html
Enlaces de interés:
http://www.elmundo.es/elmundo/2011/09/01/natura/1314896766.html
1ANGEL
LÓPEZ MORENO, MIRENTZU VERGARA PINTO, BEK-FA LEE YUN. COMERCIO
DE MARFIL
EL
ALTO PRECIO DE UN NEGOCIO QUEAMENAZA LAS ESPECIES. Ed. UAB. Curso
2011-2012.
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